El
19 de Abril de 1993, en Waco, Texas, la policía estadounidense lleva a cabo un
operativo armado en contra de los miembros del culto 'Los Davidianos',
liderados por David Koresh, apodado ' El Mesías’.
En
los Estados Unidos funcionan más de 1,500 diferentes nuevos movimientos
religiosos. Los davidianos son un grupo disidente de la Iglesia Adventista
del Séptimo Día. En la década de los treinta, Victor Houteff se auto-proclamó el
nuevo Profeta de Dios para la Iglesia Adventista. El nombre del grupo sería los
Adventistas Davidianos del Séptimo Día. Tomaban su nombre del rey David,
monarca que aparece en la
Biblia.
En
1959, una parte de este grupo formó la llamada Rama Davidiana de Adventistas
del Séptimo Día, liderada inicialmente por Ben Roden. Se trataba de una secta
que basaba su existencia en la interpretación literal del Evangelio según San Juan;
esto es, del Apocalipsis bíblico. El grupo se estableció en el rancho Monte
Carmelo, a las afueras de Waco, Texas.
El
liderazgo y la ocupación de la propiedad habían ocasionado conflictos entre los
davidianos antes de que Vernon Wayne Howell tomara cargo en 1990 tras un
tiroteo con George Roden, a quien le correspondía el puesto.
Cuando
Howell tomó el control del grupo, cambió su propio nombre por el de David
Koresh, evocando a los reyes bíblicos David y Ciro. Koresh siempre quiso ser
rockero e incluso tocaba a veces la guitarra y cantaba. Luego se metió de lleno
al fundamentalismo cristiano, específicamente a la secta de los davidianos.
Desde
sus tiempos de estudiante en Houston, Koresh, que era un mal estudiante,
provocó —y quiso compensar aquella carencia— a sus profesores con la
memorización de todos los textos bíblicos.
En
el caso de Koresh, como en tantos casos similares, todo se reducía a un
fundamentalismo cristiano que ni siquiera interpretó los pasajes de la Biblia sino que, por el
contrario, los siguió al pie de la letra. Koresh era uno de los numerosos
predicadores generalmente apocalípticos que, en Estados Unidos, aterrorizan a
sus seguidores para formar parte de un restringido grupo que, cuando toda la
humanidad perezca, logrará salvarse.
Koresh
había llegado a dirigir su secta a través del matrimonio con Rachel Jones, de
catorce años, hija de uno de los dirigentes de la misma, al que arrinconó
enseguida, sustituyéndolo en la cima jerárquica.
Siendo
ya el líder de los davidianos, se había metido entre pecho y espalda el Libro de las Revelaciones
bíblico. Koresh estaba convencido de ser la reencarnación de Jesucristo.
De
todas partes llegaban nuevos adeptos ganados por la persuasiva doctrina de un
David Koresh que estaba armado hasta los dientes dentro de lo que sería el gran
mausoleo de Waco. Había efectuado compras de armas por valor de más de 250.000
dólares, para estar preparado llegado el momento del acoso del «Mal».
El
líder davidiano tenía además acceso a placeres vetados para los demás miembros,
como las jóvenes adolescentes y la buena comida. Koresh había sido acusado de
mantener relaciones sexuales con jovencitas, que él llamaba sus “esposas”, y de
forzar a sus seguidores a proporcionarle grandes cantidades de dinero.
Un
periódico de Texas había investigado informes según los cuales Koresh había
abusado de niños en el rancho Monte Carmelo; el lugar era la base de la secta y
allí vivían todos, en una comuna pseudoreligiosa. Este medio estaba en proceso
de publicar una serie de alegatos cuando el grupo fue cercado. Koresh era
abiertamente partidario de la poligamia en su propio caso y en el de algunos
otros miembros selectos del grupo.
Supervivientes
de la redada que ocurrió después, antiguos miembros y familiares de miembros,
han dado información muy diversa con respecto a las creencias, prácticas y
conducta del grupo. Estas personas tenían una gran cantidad de armas
automáticas y efectuaban prácticas de tiro.
En
1992, las autoridades federales, tras recibir información de que estaban
almacenando ametralladoras, decidieron abrir una investigación. A final del
mismo año, sospechando que la secta había convertido ilegalmente armas
semiautomáticas en automáticas, se abrió una caja destinada a los davidianos
que resultó contener granadas de mano. La caja volvió a ser cerrada y
entregada, pero se usó como evidencia para obtener una orden judicial contra la
secta.
En
vísperas de la tragedia, y en el que sería su último refugio, Koresh había
reunido junto a él a numerosos adultos pero también a un buen número de niños,
y con unos y otros, se dispuso a convertir en una fortaleza inexpugnable el
rancho Monte Carmelo.
El
28 de febrero de 1993, el BATF (Departamento de Alcohol, Tabaco y Armas de
Fuego) organizó una redada en el rancho de los davidianos. Fue llevada a cabo
debido a la supuesta presencia ilegal de armas en la propiedad, dando como
resultado la muerte de cuatro agentes y cinco davidianos.
Los
agentes se acercaron al rancho en camiones camuflados como camiones de ganado,
y de alguna manera comenzaron los disparos. No existe un acuerdo sobre quién
disparó primero o por qué. Pero hubo imágenes retransmitidas mundialmente por
equipos de televisión invitados por los agentes. Los medios rebautizaron a
Monte Carmelo con un nombre ad
hoc: "El Rancho del Apocalipsis".
En
vivo y a través de la cadena noticiosa CNN, David Koresh habló de los Siete
Sellos del Apocalipsis. Los periodistas trataban de que abundara sobre la
incursión de esa mañana, cuántos muertos o heridos había en su grupo o si
pensaba entregarse. Koresh admitió que estaba herido, que habían matado a su
hija pequeña y que había varios muertos y heridos en su grupo.
Pero
era claro que principalmente quería aprovechar el tiempo en CNN para citar
pasajes bíblicos, en especial del Apocalipsis. Decía que era el Cordero, el
elegido para develar los Siete Sellos los cuáles, al ser abiertos, provocarían
el fin del mundo. Koresh afirmaba que los davidianos estaban por abrir el
Quinto Sello. Desafiaba a los líderes religiosos y a los expertos en la Biblia de todo el mundo a
viajar a Texas y debatir con él, y en especial a tratar de igualar su
comprensión del misterio escondido en los Siete Sellos. La conversación con la CNN duró 45 minutos. Koresh
citó:
"Cuando abrió el Quinto Sello, vi debajo del altar
las almas de los degollados a causa de la Palabra de Dios y del testimonio que mantuvieron.
Se pusieron a gritar con fuerte voz: '¿Hasta cuándo, Dueño santo y veraz, vas a
estar sin hacer justicia y sin tomar venganza por nuestra sangre de los
habitantes de la Tierra ?'
Entonces se le dio a cada uno un vestido blanco y se les dijo que esperasen
todavía un poco, hasta que se completara el número de sus consiervos y hermanos
que iban a ser muertos como ellos".
Los
davidianos se habían fortificado y la policía no logró asegurar la zona, por lo
que finalmente, tras retirarse, intentaron establecer contacto con Koresh. El
FBI tomó el mando poco después del ataque inicial y, durante los siguientes 51
días, se intentó presionar a los miembros para que se rindieran.
Las
túnicas anaranjadas que vestían los davidianos serían, durante los siguientes
51 días, blancos perfectos para los prismáticos de los que los cercaban, y
también, para efectuar los primeros disparos, que al final acabarían siendo
continuos, y que eran respondidos por los asediados utilizando el arsenal que
guardaban entre aquellas paredes.
Durante esos largos días, murieron
miembros de los federales y también de los davidianos, en un goteo de víctimas
que preparaba la gran hoguera final. De vez en cuando se conseguía un alto el
fuego para una nueva mediación que diera lugar a una salida airosa al
conflicto, sin resultado alguno.
Pero los asaltantes no sólo utilizaban armas de fuego y gases, sino que
recurrieron a la guerra sucia. Para ello no dudaron en cortar la luz, el agua y
el suministro de alimentos, al tiempo que, llegada la noche, potentes
reflectores barrían las ventanas del rancho, para impedir el más mínimo descanso
de los sitiados. La zona comenzó a ser aislada y se usaron amplificadores para
hacer llegar sonidos al edificio usando una táctica de guerra psicológica; las
veinticuatro horas se escuchaban gritos de cerdos en el matadero y como una
broma macabra, se repetía día y noche la canción “Estas botas están hechas para
caminar”, con Nancy Sinatra. Los davidianos usaron pancartas desde lugares
altos, pidiendo la ayuda de personas ajenas a las fuerzas gubernamentales.
Koresh fue herido de gravedad por un disparo en el costado y los hombres más
cercanos a él intentaron negociar con los agentes. Los davidianos produjeron
cintas de vídeo en las que niños sentados cerca de Koresh preguntaban a la
policía, entre otras cosas, si vendrían a matarlos. Los agentes no estaban
preparados para luchar contra el entusiasmo religioso de los davidianos.
Finalmente, se siguieron las recomendaciones de oficiales veteranos del FBI
para proceder con el asalto final.
Vehículos armados con armas de gas se
acercaron al edificio y derribaron uno de los muros. Algunos de los miembros de
la secta de los davidianos, caídos desde las ventanas, fueron inmediatamente
arrestados por agentes del FBI, pero la mayoría seguían dentro mientras el
ataque era retransmitido mundialmente.
Los 51 días de cerco terminaron el 19 de abril, cuando el recinto fue consumido
completamente por las llamas, matando entre 72 y 86 hombres, mujeres y niños,
incluyendo a Koresh.
El gobierno declaró que el fuego fue intencionadamente provocado por Koresh y
sus seguidores como un acto suicida, pero otros aseguran que fue causado por
las granadas de gas inflamable que el FBI arrojó al interior del edificio.
Las víctimas
El hecho de que se negase el acceso a las cámaras al interior del edificio en
llamas hasta después de que se extinguieran, ha llevado a muchos a cuestionar
seriamente los motivos del FBI.
El FBI asegura que no se les permitió entrar debido al peligro de explosivos en
el incendio y de posibles armas de fuego de los miembros supervivientes.
Las autopsias revelaron que algunas de las mujeres y niños encontrados bajo los
restos de un muro de cemento de un almacén murieron de heridas en el cráneo. El
muro fue derribado por uno de los vehículos que penetraron la estructura
mientras esparcía químicos no letales. Fotografías de algunas de las autopsias
muestran cuerpos de niños en poses espásmicas, más parecidas a la intoxicación
por gas.
Los adultos que sobrevivieron el asedio fueron sentenciados por crímenes, pero
se redujeron las penas de la mayoría o se anularon las condenas.
Los davidianos continúan ocupando la zona y han construido monumentos para
conmemorar las muertes. Cabe destacar que esta "rama davidiana" es un
movimiento completamente diferente e independiente a los Davidianos fundados
por Victor T. Houteff.
Fuente: cmcorpkillers.blogspot.com
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