Los orígenes de esta religión no se conocen
de forma precisa, aunque los estudiosos coinciden en afirmar que llegó al mundo
romano desde Oriente, concretamente desde Asia Menor. La práctica del
mitraísmo, como la de todas las religiones paganas, fue declarada ilegal en el
año 391 por el emperador Teodosio.
Orígenes del mitraísmo
Según Franz Cumont, en su estudio publicado
a comienzos del siglo XX, el origen del mitraísmo se encuentra en el antiguo
Irán. De hecho, Mitra es una divinidad indoirania cuyo origen puede remontarse
hasta el II milenio a. C.: su nombre es mencionado por primera vez en un
tratado entre los hititas y los mitani, escrito hacia el 1400 a. C.
En la India, figura en los himnos védicos
como dios de la luz, asociado a Váruna. En los Avesta iranios es un dios
benéfico, colaborador de Ahura Mazda, y recibe el sobrenombre de «juez de las
almas». Es posible que su culto llegase a Occidente desde Irán gracias a la
difusión del zoroastrismo, del que sería una especie de herejía. Sin embargo,
los estudios actuales del mitraísmo tienden a considerar que no puede admitirse
una filiación directa entre el Mitra indoiranio y el del mitraísmo, al que a
veces denominan Mitras o Mithras, usando la forma griega de su nombre para
diferenciarle del primero.
Principios del mitraísmo
La información existente sobre el mitraísmo
(bastante fragmentaria) se refiere a su práctica durante el Bajo Imperio
Romano. Era una religión mistérica, de tipo iniciático, basada en la
transmisión oral y ritual de iniciado a iniciado, y no en un cuerpo de
escrituras sagradas. Recoge las concepciones dualistas de origen mazdeísta
(zervanismo). Como en todas las religiones mistéricas, los adeptos estaban
obligados a mantener en secreto los rituales del culto. Por todo ello, la
documentación escrita concerniente al mitraísmo es prácticamente inexistente.
El estudio de esta religión se ha basado
sobre todo en la iconografía que decoraba los mitreos.
El
mitreo
El culto de Mitra se realizaba en templos
denominados mitreos (latín mithraeum, pl. mithraea). Estos espacios eran en un
principio cavernas naturales, y, más adelante, construcciones artificiales
imitándolas, oscuras y carentes de ventanas. Tenían una capacidad limitada; la
mayor parte de ellos no podían acoger a más de treinta o cuarenta personas.
En un mitreo típico pueden distinguirse
tres partes:
La
antecámara
El spelaeum o spelunca (la cueva), alargada
sala rectangular decorada con pinturas y dos largas banquetas a lo largo cada
una de las paredes para los banquetes sagrados.
El santuario, en el extremo de la cueva, en
el que estaban el altar y la imagen -en pintura, bajorrelieve o estatua exenta-
de Mitra dando muerte al toro, conocida como Mitra Tauróctonos.
Se han encontrado mitreos en muchos de los
países que pertenecieron al Imperio romano. Algunos han sido convertidos en criptas
bajo iglesias cristianas. La mayor concentración de mitreos se encuentra en la
capital, Roma, pero también se han descubierto en lugares tan distantes entre
sí como el norte de Inglaterra y Palestina. Su distribución por la geografía
del Imperio está en relación con los cuarteles e instalaciones militares.
Mitología e iconografíaNo hay textos sobre
el mitraísmo escritos por los propios adeptos, por lo que las únicas fuentes
para conocer esta religión son las imágenes sagradas encontradas en los mitreos.
1.
Relato mítico
Según el relato que ha podido reconstruirse
a partir de las imágenes de los mitreos y los escasos testimonios escritos, el
dios Mitra nació cerca de un manantial sagrado, bajo un árbol sagrado, de una
roca (la petra generatrix; Mitra es llamado de petra natus). Esto enlaza con
las tradiciones armenias de la cueva de Meher (Mitra). En el momento de su
nacimiento llevaba el gorro frigio, una antorcha y un cuchillo. Fue adorado por
pastores poco después de su nacimiento. Bebió agua del manantial sagrado. Con
su cuchillo, cortó el fruto del árbol sagrado, y con las hojas de ese árbol
confeccionó su ropa.
Encontró al toro primordial cuando pastaba
en las montañas. Lo agarró por los cuernos y lo montó, pero, en su galope
salvaje, la bestia lo hizo desmontar. Sin embargo, Mitra siguió aferrado a sus
cuernos, y el toro lo arrastró durante mucho tiempo, hasta que el animal quedó
exhausto. El dios lo agarró entonces por sus patas traseras, y lo cargó sobre
sus hombros. Lo llevó, vivo, soportando muchos padecimientos, hasta su cueva.
Este viaje de Mitra con el toro sobre sus hombros se denomina transitus.
Cuando Mitra llegó a la cueva, un cuervo
enviado por el Sol le avisó de que debía realizar el sacrificio, y el dios,
sujetando al toro, le clavó el cuchillo en el flanco. De la columna vertebral
del toro salió trigo, y vino de su sangre. Su semen, recogido y purificado por
la luna, produjo animales útiles para el hombre. Llegó entonces el perro, que
se alimentó del grano, el escorpión, que aferró los testículos del toro con sus
pinzas, y la serpiente.
2. Iconografía
Algunas pinturas muestran a Mitra
transportando una roca a su espalda, como Atlas en la mitología griega, o
portando una capa cuyo forro interior representa el cielo estrellado. Cerca de
un mitreo próximo a la Muralla de Adriano se halló una estatua de bronce de
Mitra emergiendo de un anillo zodiacal en forma de huevo, hoy conservada en la
Universidad de Newcastle. Una inscripción encontrada en Roma sugiere que Mitra
podría identificarse con el dios creador del orfismo, Fanes, quien surgió del
huevo cósmico al principio del tiempo, dando existencia al universo. Refuerza
esta opinión un bajorrelieve del Museo Estense, en Módena, donde se ve a Fanes
surgiendo de un huevo, rodeado de los doce signos del Zodiaco, en una imagen
muy similar a la conservada en Newcastle.
La imagen central del mitraísmo es la
tauroctonía, o Mitra Tauróctonos, que representa el sacrificio ritual por Mitra
del toro sagrado. Esta representación tiene elementos iconográficos fijos:
Mitra aparece tocado con un gorro frigio y mira a su víctima con compasión; en
muchas representaciones, la cabeza de Mitra al tiempo del sacrificio del toro
se gira hacia atrás como si cumpliese la inmolación a disgusto. Inclinado sobre
el toro, lo degüella con un cuchillo sacrificial; de la herida del toro mana
grano; junto al toro, figuran varios animales: un escorpión, que aprieta con
sus pinzas los testículos del toro; una serpiente; un perro, que se alimenta
del grano que brota de la herida; y un cuervo. A veces aparecen también un león
y una copa. La imagen está flanqueada por dos personajes portadores de
antorchas, llamados Cautes y Cautópates, en los que se ha apreciado por algunos
autores la doble epifanía de Mitra. La escena aparece situada en una especie de
cueva, tal vez la representación del propio mitreo, o, según algunas
interpretaciones, del cosmos, al estar presentes el sol y la luna.
3. Interpretaciones
Franz Cumont, autor de un estudio clásico
sobre la religión de Mitra, interpreta esta imagen a la luz de la mitología
irania. Vincula la imagen con textos que se refieren al sacrificio de un toro
por Ahriman, el dios del mal; de los sangrientos restos del toro nacerían
después todos los seres. Según la hipótesis de Cumont, Ahrimán sería después
sustituido por Mitra en el relato mítico, y en esta forma habría llegado al
Mediterráneo oriental.
David Ulansey lanzó una explicación
radicalmente diferente de la imagen de Mitra Tauróctonos, basada en el
simbolismo astrológico. Según su teoría, la imagen del Tauróctonos es la
representación de Mitra como un dios tan poderoso que es capaz de transformar
el orden mismo del Universo. El toro sería el símbolo de la constelación de
Tauro. En los comienzos de la astrología, en Mesopotamia, entre el 4000 y el
2000 a. C., el Sol estaba en Tauro durante el equinoccio de primavera. Debido a
la precesión de los equinoccios el Sol está en el equinoccio de primavera en
una constelación diferente cada 2.160 años, aproximadamente, por lo que pasó a
estar en Aries hacia el año 2000 a. C., marcando el final de la era astrológica
de Tauro.
El sacrificio del toro por Mitra
simbolizaría este cambio, causado, según los creyentes, por la omnipotencia de
su dios. Esto estaría en consonancia con los animales que figuran en las
imágenes de Mitra Tauróctonos: el perro, la serpiente, el cuervo, el escorpión,
el león, la copa y el toro se interpretan como las constelaciones de Canis
Minor, Hydra, Corvus, Escorpio, Leo, Acuario y Tauro, todas ellas en el ecuador
celeste durante la era de Tauro. La hipótesis explicaría también la profusión
de imágenes zodiacales en la iconografía mitraica. La precesión de los
equinoccios fue descubierta y estudiada por el astrónomo Hiparco de Nicea en el
siglo II a. C.
Otra interpretación considera que el
sacrificio del toro representa la liberación de la energía de la Naturaleza. La
serpiente, como en el símbolo del Ouroboros, sería una alusión al ciclo de la
vida; el perro representaría a la Humanidad, alimentándose simbólicamente del
sacrificio, y el escorpión podría ser el símbolo de la victoria de la muerte.
Los dos compañeros de Mitra, que portan teas y se llaman Cautes y Cautópates,
representarían respectivamente la salida y la puesta del sol.
Para los fieles, el sacrificio del toro
tenía sin duda un carácter salvífico, y la participación en los misterios
garantizaba la inmortalidad.
Niveles de iniciación
En el mitraísmo existían siete niveles de
iniciación, que pueden estar relacionados con los siete planetas de la
astronomía de la época (Luna, Mercurio, Venus, Sol, Marte, Júpiter y Saturno),
en este mismo orden, según la interpretación de Joseph Campbell. La mayoría de
los miembros llegaban sólo el cuarto grado (leo), y sólo unos escogidos
accedían a los rangos superiores. Los niveles, conocidos gracias a un texto de
San Jerónimo que confirman varias inscripciones, eran los siguientes:
- Corax (cuervo).
- Cryphius (κρύφιος)
(oculto). Otros autores interpretan este rango como Nymphus
(esposo).
- Miles (soldado). Sus atributos
eran la corona y la espada.
- Leo (león). En los rituales
presentaban a Mitra las ofrendas de los sacrificios.
- Perses (persa).
- Heliodromus (emisario solar). Sus
atributos eran la antorcha, el látigo y la corona.
- Pater (padre). Sus atributos
(el gorro frigio, la vara y el anillo) recuerdan a los del obispo
cristiano.
En los ritos, los iniciados llevaban máscaras de animales relativas a su
nivel de iniciación y se dividían en dos grupos: los servidores, por
debajo del grado de leo y los participantes, el resto.
Los rituales
Para la
reconstrucción de los rituales mitraicos, se cuenta únicamente con los textos
de los Padres de la Iglesia que critican el mitraísmo, y de la iconografía
encontrada en los mitreos.
Las mujeres
estaban excluidas de los misterios de Mitra. En cuanto a los varones, parece
que no se requería una edad mínima para ser admitido, e incluso fueron
iniciados varios niños. La lengua utilizada en los rituales era el griego, con
algunas fórmulas en persa (seguramente incomprensibles para la mayoría de los
fieles), aunque progresivamente se fue introduciendo el latín.
Parece ser que el
rito principal de la religión mitraica era un banquete ritual, que pudo tener
ciertas similitudes con la eucaristía del cristianismo.[5] Según el
comentarista cristiano Justino, los alimentos ofrecidos en el banquete eran pan
y agua, pero los hallazgos arqueológicos apuntan a que se trataba de pan y
vino, como en el rito cristiano. Esta ceremonia se celebraba en la parte central
del mitreo, en la que dos banquetas paralelas ofrecían espacio suficiente para
que los fieles pudieran tenderse, según la costumbre romana, para participar
del banquete. Los Cuervos (Corax) desempeñaban la función de servidores en las
comidas sagradas. El rito incluía también el sacrificio de un toro. También se
sacrificaban otros animales.
La estatua de
Mitra Tauróctonos desempeñaba sin duda un papel en estos ritos, aunque no está
muy claro cuál. En algunos mitreos se han descubierto pedestales giratorios,
que permitirían mostrar y ocultar alternativamente la imagen a los fieles.
En algún momento
de la evolución del mitraísmo, se utilizó también el rito del taurobolium o
bautismo de los fieles con la sangre de un toro, practicado también por otras
religiones orientales. Conocemos por Tertuliano la severa condena cristianas a
estas prácticas.
Otros ritos
debieron estar relacionados con las ceremonias de iniciación. Gracias a
Tertuliano, se conoce el rito de iniciación del Soldado (Miles): el candidato
era «bautizado» (probablemente por inmersión), se le marcaba con un hierro
candente y por último se le probaba mediante el «rito de la corona» (se le
colocaba la corona en la cabeza, y el neófito debía dejarla caer, proclamando
que Mitra era su corona). Posteriormente los iniciados asistían a una muerte
ritual y simulada, en la que el oficiante era un pater, posiblemente ligada a
la reencarnación como último paso de la ceremonia iniciática. En el grado de
Leo, sabemos por Porfirio que se colocaba miel en la lengua de los recién
nacidos y que esta práctica procede del culto iranio en la que la miel
representaba la luna. Para los iniciados mayores se vertía la miel sobre las
manos y éstos la lamían como señal de comunión. Seguramente, cada nivel de
iniciación tendría su propio ritual.
Festividades
El 25 de
diciembre (coincidiendo aproximadamente con el solsticio de invierno) se
conmemoraba el nacimiento de Mitra. También eran sagrados los días 16 de cada
mes. Los adeptos de Mitra santificaban también el domingo, día del Sol.
Historia del Mitraísmo
Antes de RomaEn
la Persia aqueménida la religión oficial era el zoroastrismo, que postula la
existencia de un único dios, Ahura Mazda. Esta divinidad es la única mencionada
en las inscripciones que se conservan de la época de Darío el Grande (521-485
a. C.). Sin embargo, se conserva una inscripción, hallada en Susa, de la época
de Artajerjes II (404-358 a. C.), en la que se menciona a Mitra junto a Ahura
Mazda y a otra deidad llamada Anahita.
¿Existe
vinculación entre este Mitra persa, y sus antecesores indoiranios, y el de la
religión mistérica del Imperio Romano? Así lo creyó el iniciador de los
estudios sobre la religión mitraica, Franz Cumont, pero en la actualidad la
cuestión dista de estar clara.
Un posible
indicio de la vinculación entre el Mitra persa y el romano puede encontrarse en
los reinos de Partia y el Reino del Ponto, muchos de cuyos reyes llevaron el
nombre de Mitrídates, quizá relacionado etimológicamente con Mitra. Por otro
lado, en Pérgamo, en Asia Menor, escultores griegos produjeron los primeros
bajorrelieves con la imagen de Mitra Tauróctonos. Aunque el culto de Mitra no
tuvo apenas difusión en la Hélade, estas imágenes marcan tal vez el camino de
Mitra hacia Roma.
La primera
referencia en la historiografía grecorromana al culto de Mitra se encuentra en
la obra del historiador Plutarco, quien menciona que los piratas de Cilicia
celebraban ritos secretos relacionados con Mitra en el año 67 a. C.
El mitraísmo en el Alto Imperio Romano
Es probable que
los introductores del mitraísmo en el Imperio romano fueran los legionarios que
habían servido a Roma en las fronteras orientales del Imperio. Las primeras
evidencias materiales del culto de Mitra datan del año 71 o 72 de nuestra era:
se trata de unas inscripciones hechas por soldados romanos que procedían de la
guarnición de Carnuntum, en la provincia de Panonia Superior, y que
probablemente habían estado antes en Oriente, en guerra contra los partos y en
los disturbios de Jerusalén.
Hacia el año 80
de nuestra era, el autor romano Estacio menciona la escena de la tauroctonía en
su Tebaida (I, 719,720). Plutarco, en su Vida de Pompeyo, deja claro que el
culto de Mitra era ya conocido en su época.
A finales del
siglo II el mitraísmo estaba ampliamente difundido en el ejército romano, así
como entre burócratas, mercaderes y hasta entre los esclavos. La mayor parte de
las evidencias arqueológicas proceden de las fronteras germanas del Imperio.
Pequeños objetos de culto relacionados con Mitra se han encontrado en
excavaciones arqueológicas desde Rumania hasta la Muralla de Adriano.
El Mitraísmo en el Bajo Imperio
Los emperadores
del siglo III fueron en general protectores del mitraísmo, porque su estructura
fuertemente jerarquizada les servía para reforzar su propio poder. Así, Mitra
se convirtió en el símbolo de la autoridad y el triunfo de los emperadores.
Desde la época de Cómodo, que se inició en sus misterios, los adeptos del culto
procedían de todas las clases sociales.
Numerosos mitreos
han sido hallados en las guarniciones de frontera del imperio. En Inglaterra,
han sido identificados al menos tres, a lo largo del Muro de Adriano, en
Housesteads, Carrawburgh y Rudchester. Restos de otro mitreo han sido
descubiertos en Londres. Otros santuarios de Mitra erigidos en esta época se
encuentran en la provincia de Dacia (donde se halló en 2003 un mitreo en
Alba-Tulia), y en Numidia, en el norte de África.
La mayor
concentración de mitreos, sin embargo, se encuentra en la propia Roma, y en la
cercana ciudad portuaria de Ostia, con un total de doce templos identificados,
aunque posiblemente existieron varios centenares. La importancia del mitraísmo
en Roma puede juzgarse a partir de los hallazgos: más de 75 piezas
escultóricas, un centenar de inscripciones, y ruinas de templos y santuarios
por toda la ciudad y sus suburbios. Uno de los mitreos más destacados, que
conserva el altar y los bancos de piedra, se construyó originalmente bajo una
casa romana (lo que parece haber sido una práctica habitual) y sobrevive en la
cripta sobre la que se construyó la Basílica de San Clemente, en Roma.
Difusión y espacio religioso del mitraismo
En el periodo de
máximo esplendor, se considera que el mayor número de templos mitraicos en Roma
no era superior a cien, y que cada uno de ellos no tenía más que un centenar de
fieles, por lo que el volumen de practicantes se reduciría a unos diez mil en
la metrópoli, según Windengren. La importancia otorgada al mitraismo en el
Imperio romano viene dada por su abierta competencia con el cristinanismo y su
condición de religión militar fuertemente implantada en las legiones, más que
por el número de adeptos.
Final del mitraísmo
A finales del
siglo III se produjo un sincretismo entre la religión mitraica y ciertos cultos
solares de procedencia oriental, que cristalizaron en la nueva religión del Sol
Invictus. Dicha religión fue establecida como oficial en el Imperio en el año
274, por el emperador Aureliano, quien erigió en Roma un espléndido templo
dedicado a la nueva divinidad, y creó un cuerpo estatal de sacerdotes para
rendirle culto, cuyo máximo dirigente llevaba el título de pontifex solis
invicti. Aureliano atribuyó a Sol Invictus o Sol Yemus" (en alusión al
dios semita Yemo, cuyo culto se mezcló con el de Mitra en el siglo VII a. C.
como consecuencia de unas guerras entre los nómades semitas del Urartú y los
persas indoiranios) sus victorias en Oriente. Este sincretismo, sin embargo, no
conllevó la desaparición del mitraísmo, que siguió existiendo como culto no
oficial. Muchos de los senadores de la época profesaron al tiempo el mitraísmo
y la religión del Sol Invictus.
Sin embargo, este
período marcó el comienzo de la decadencia del mitraísmo, a causa de las
pérdidas territoriales que el Imperio sufrió como consecuencia de las
invasiones de pueblos bárbaros, y que afectaron a territorios fronterizos donde
el culto estaba muy arraigado. La competencia del cristianismo, apoyado por
Constantino, robó adeptos al mitraísmo. Hay que tener en cuenta que el
mitraísmo excluía a las mujeres, que sí tenían derecho a participar en el culto
cristiano. El cristianismo desplazó al mitraísmo durante el siglo IV, hasta
convertirse en la única religión oficial del Imperio con Teodosio (379-395).
Hubo algunos intentos de revitalizar el culto de Mitra por parte de Juliano
"el Apóstata" (361-363) y del usurpador Eugenio (392-394), pero no
tuvieron demasiado éxito. El mitraísmo quedó formalmente prohibido desde el año
391, aunque probablemente su práctica clandestina se mantuvo durante algunas
décadas.
El mitraísmo
sobrevivió aún hasta entrado el siglo V en algunas regiones de los Alpes, y
volvió a la vida, tenaz pero efímeramente, en las regiones orientales del
Imperio, donde se había originado. Sus conceptos dualistas tuvieron un
importante papel en el desarrollo del maniqueísmo, religión que resultaría otra
dura competidora para los cristianos.
Similitudes con religiones modernas
Los estudios
arqueológicos e históricos recientes han estado mostrando que durante los
tiempos precristianos existían en Egipto, regiones del centro de Asia y el
Mediterráneo varias corrientes religiosas con un núcleo de miembros formando
sociedades secretas practicando ritos en los cuales se usaban simbologías
basadas en las posiciones de las constelaciones, los planetas, el sol y la
luna. Unos enfocados en el sol, otros en algún arreglo de las constelaciones,
otros enfocados en planetas, etc. Es también posible que tales sociedades
secretas antiguas hayan tenido una raíz común en aquellos que estudiaban y
registraban el movimiento de las estrellas. Ellas proporcionaron muchas de las
alegorías que todavía se utilizan en las religiones abiertas y cerradas
modernas, e incluso en instituciones no religiosas como la masonería.
Similitudes con el
cristianismo
Existen ciertas semejanzas entre creencias del mitraísmo y enseñanzas
cristianas:
- Tras su nacimiento, Mitra fue adorado por pastores.
- El tránsitus (viaje de Mitra con el toro sobre los hombros)
recuerda al relato evangélico del camino de la cruz.
- El mitraísmo era una religión de salvación: el sacrificio del toro
a manos de Mitra tiene como finalidad la redención e inmortalidad de los
adeptos.
- El banquete ritual de los fieles de Mitra tiene similitudes con la
eucaristía cristiana.
- El día sagrado del mitraísmo era el domingo, y no el sábado.
- El nacimiento de Mitra se celebraba el 25 de diciembre.
- Los atributos del pater —máximo nivel de iniciación en el
mitraísmo— eran el gorro frigio, la vara y el anillo, muy similares a la
mitra, el báculo y el anillo de los obispos cristianos.
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