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Religión mistérica

Se califica como religión mistérica o religión de misterio a aquella que presenta misterios que no se plantea explicar. Las razones para esta negativa a explicar los detalles de la religión pueden ser variadas. Desde razones de defensa de la propia comunidad ante represalias de colectivos mayoritarios, protección de intereses personales, la vivencia de pertenecer a una sociedad exclusiva, o simplemente la imposibilidad de explicar racionalmente esos datos relacionados con la religión.
Por lo tanto, más que una religión, es un modo de vivir una religión, existiendo a lo largo de la historia de las religiones muchas que pueden encajar en este tipo. El secretismo y exclusivismo de algunas de estas religiones mistéricas conlleva una serie de ritos iniciáticos, y frecuentemente un periodo de preparación y de pruebas, antes de aceptar a un nuevo adepto en la comunidad. Estas ceremonias recibían el nombre de misterios.

Historia
Sus orígenes parecen remontarse hasta el neolítico. Y en cuanto a la procedencia, tampoco es seguro que sean orientales. Se ha afirmado que las religiones mistéricas parecen surgir en la Antigüedad egipcia, en relación con los dioses Isis, Serapis y Anubis. También se observa su existencia en religiones frigias, como el mitraísmo, así como en el culto a Atis y Cibeles. Los misterios egipcios parecen ser los más antiguos, y los de Isis y Osiris llevados a Roma bajo este nombre, dieron sin duda nacimiento a las tres grandes iniciaciones llamadas misterios órficos, misterios eleusinos y misterios samotrácicos.
Se observa en la cultura helenística de la Antigua Grecia, siendo ya evidente su existencia antes del 600 a. C. en los cultos mistéricos de Eleusis (Démeter: hermana/esposa de Zeus y Perséfone: hija de Démeter y esposa de Hades) y en los de Dioniso y las bacantes.
En Grecia comenzaron a tener muchos seguidores las religiones mistéricas del Oriente Próximo, como los dioses frigios (Cibeles, Atis, Sabacio, Mitra) o los egipcios (Anubis). Sin embargo, algunos expertos puntualizan que el culto a estas divinidades no muestra características mistéricas en sus lugares de origen, sino que parecen adquirir estas carecterísticas al llegar a Grecia. Algunos autores opinan que el éxito y la expansión de las religiones mistéricas, se debían a que la mitología grecorromana clásica no implicaba al individuo en sus creencias, mientras que las religiones mistéricas acogían al creyente, proporcionándole protección y promesa de felicidad.
Las religiones mistéricas se extienden desde Grecia hacia la totalidad del Imperio romano, a pesar de los esfuerzos de varios emperadores por evitarlo, entre los que destacó Augusto. Poco después, con Tiberio, el protagonismo de las religiones mistéricas era una realidad inevitable.
Durante la época imperial romana ocurrió un fenómeno de sincretismo religioso entre los cultos latinos y los de divinidades procedentes de África y Oriente. En Roma, por ejemplo, los misterios eleusinos, cuyo origen se remonta a la Antigua Grecia, fueron introducidos bajo el nombre de misterios de Ceres o de la buena diosa, tomando también otros nombres particulares según los lugares en que se celebraban. También prosperaron los cultos de Hermes Trismegisto y de Asclepio, con antecedentes egipcios aunque helenizados.

Misterios
El término "Misterio" deriva del latín Mysterium, del griego musterion (por lo general, como el plural musteria μυστήρια), y en este contexto significa "secreto, rito o doctrina". Una persona que siguiese tal "Misterio" era un mystes, "uno que se ha iniciado" (de myein, cerrar), una referencia al secreto (el cierre de "los ojos y la boca") ya que sólo al iniciado se le permitía observar y participar en los rituales. Los misterios son a menudo suplentes de la religión civil, y por eso se habla de cultos mistéricos en lugar de religiones.
Se llaman misterios al conjunto de pruebas y ritos que el aspirante debía cumplir para ser aceptado como miembro de derecho de la religión. Los misterios son formas de pedagogía primitiva que parten de la premisa de que el verdadero conocimiento o comprensión es el resultado de la asimilación de la información a través de la totalidad del ser humano. En esta representación mistérica, el iniciado recibe información simultánea de tipo intelectual, emocional y física, al ser el personaje activo de dicho drama. Así, el iniciado se convierte en el dios o héroe.
Misterios órficos: iniciación al orfismo, secta que pone en tela de juicio la religión oficial de la ciudad griega.
Misterios eleusinos: ritos de iniciación anuales al culto a Deméter y Perséfone que se celebraban en Eleusis. De todos los ritos celebrados en la antigüedad, éstos eran considerados los de mayor importancia, y se extendieron posteriormente al Imperio romano.
Misterios samotracios: pertenecientes al culto a los Grandes Dioses introducido por Dárdano en Samotracia.
Misterios báquicos: fiestas de Baco, más generalmente llamadas Dionisíacas u Orgías.
Misterios pitagóricos: iniciación en la doctrina secreta del pitagorismo.
Misterios platónicos: tentativa hecha por los valentinianos y los neoplatónicos de Alejandría para imitar las iniciaciones de Eleusis. Los secretos cosmogónicos, los fenómenos astronómicos y el dogma moral y religioso despojado de las supersticiones vulgares eran el fondo de la doctrina que se revelaba a los iniciados.
Estos misterios se llevaban a cabo con frecuencia en la oscuridad profunda en grutas y sitios similares. El que asistía a los misterios sin tener derecho a ello y el que revelaba sus secretos era castigado con la muerte, es por ello que la información de que disponemos actualmente acerca de los diferentes cultos mistéricos es escasa. Platón fue criticado duramente por revelar el secreto de los principios filosóficos de los Misterios.

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